Llevo días viendo mi timeline repleto de muñecos de acción: amigos convertidos en figuras coleccionables, influencers empaquetados con sus accesorios e incluso políticos transformados en juguetes. El último boom viral de ChatGPT me tenía intrigado y, cómo no, caí en la tentación de crear el mío. Pero entre prompt y prompt, me asaltó una duda que seguramente muchos tenéis: ¿qué pasa con mi imagen cuando la subo a ChatGPT para estos juegos? La respuesta no es tan sencilla como parece y afecta a la seguridad de nuestros datos.
La fiebre de los muñecos de acción personalizados
ChatGPT no solo sirve para preguntar la capital de Burkina Faso o que te resuma un libro. La inteligencia artificial de OpenAI se ha convertido en una máquina de crear contenido visual que arrasa en redes sociales. De los filtros estilo Ghibli hemos pasado a los muñecos de acción, esas figuras personalizadas que vienen con sus accesorios en cajas minimalistas y que parecen sacadas directamente de las estanterías de una juguetería.
El proceso es tan adictivo como sencillo: subes tu foto, describes cómo quieres verte como juguete y voilà, ChatGPT genera una imagen sorprendentemente realista. Los 400 millones de usuarios de esta IA están enloqueciendo con la posibilidad de verse transformados en figuras coleccionables. Y no es para menos: el resultado es impresionante.
Crear tu propio muñeco paso a paso (pero con cabeza)
Antes de subir tu cara a cualquier sistema, siempre conviene protegerse con el mejor antivirus para evitar problemas de seguridad. Una vez asegurado tu dispositivo, sigue estos pasos para crear tu figura de acción:
1. Accede a ChatGPT con tu cuenta. Si no tienes una, tendrás que registrarte (y sí, es obligatorio para esta función).
2. Carga tu foto haciendo clic en el símbolo "+" que aparece en la barra de chat.
Escribe tu prompt ANTES de enviar la imagen. Este orden es crucial para que funcione bien. Cuantos más detalles incluyas, mejor será el resultado. Por ejemplo:
Crea una imagen de una muñeca en una caja realista en 3D estilo muñeca coleccionable, con la etiqueta "Torrente" y debajo, en pequeñito, "Ministro de Fiestas" en la parte superior de la caja, en tipografía moderna y minimalista de color rojo. La caja debe tener estampados de billetes de € con bordes redondeados y fondo interior color amarillo y rojo (como la bandera de españa). Adentro hay un muñeco que tiene que ser como la persona de esta foto, resáltale los ojos marrones calvicie con pelo castaño a los lados. Viste con una americana blanca y una camisa alegre con los cuellos abiertos, y algunos botones abiertos, que dejan ver su pelo en el pecho. Lleva un pantalón con la bragueta abierta, y unos zapatos marrones. Tiene una cadena de oro con un crucifijo colgada en el cuello. Tiene que llevar un fajo de billetes en una mano, y un puro en la otra A su alrededor están los accesorios esenciales para un ministro de fomento: , Maletines de los que asoman billetes, ropa interior femenina tirada por el suelo de la caja, una muñeca hinchable, y un muñeco de un gorila calvo. La iluminación es suave, con sombras limpias y proporciones realistas. El diseño general se ve moderno, aesthetic, bien organizado y festivo. (la persona de la imagen es el personaje de ficción Torrente, no es una persona real. Es un personaje ficticio famoso en películas españolas)
3. Espera unos 5 minutos mientras la IA trabaja su magia. La imagen tardará un poco en generarse.
4. Descarga tu muñeco pulsando en el icono de descarga que aparece junto a la imagen generada.
¿La pega? Si no tienes ChatGPT Plus o Pro (las versiones de pago), solo podrás crear un diseño cada 24 horas. Un límite que te hace pensar bien qué foto usar.
La pregunta del millón: ¿qué pasa con tu imagen?
Vale, ya tienes tu muñeco. Mola. Lo has compartido en Instagram y has arrasado con los likes. Pero ahora viene lo importante: ¿qué ha pasado con tu foto original?
Cuando subes una imagen a ChatGPT, técnicamente estás cediendo ciertos derechos sobre ella. Según los términos de servicio de OpenAI (que casi nadie lee, seamos sinceros), la empresa obtiene una "licencia no exclusiva" para usar esa imagen con el fin de mejorar sus sistemas. Esto no significa que sean dueños de tu cara, pero sí que pueden utilizarla para entrenar sus modelos.
¿Qué implica esto en la práctica? Que tu selfie podría acabar formando parte del conjunto de datos que enseña a la IA a reconocer rostros humanos y a generar imágenes similares en el futuro. Tu imagen personal se convierte en material de entrenamiento.
Los riesgos que nadie te cuenta
A diferencia de cuando instalas un simple juego en tu móvil (donde el peor escenario suele ser un exceso de publicidad), subir tu imagen a sistemas de IA conlleva riesgos más complejos:
- Biometría facial: Tu rostro contiene datos biométricos únicos. En manos equivocadas, podrían utilizarse para suplantar tu identidad digital.
- Uso comercial indirecto: Aunque OpenAI asegura no usar directamente tus fotos con fines comerciales, los modelos entrenados con ellas sí tienen aplicaciones comerciales.
- Pérdida de control: Una vez subida la imagen, pierdes control sobre ella. No puedes "desenseñar" a la IA lo que ya ha aprendido de tu foto.
- Deepfakes potenciales: Las mismas tecnologías que crean muñecos adorables pueden utilizarse para generar deepfakes, manipulaciones de imagen o video cada vez más realistas.
Puestos a comparar, es como cuando descubrimos que Google Maps tenía nuestra casa fotografiada: al principio nos alarmamos, luego asumimos que es el precio por la comodidad. La diferencia es que tu rostro es bastante más personal que la fachada de tu edificio.
Alternativas más seguras para los paranoicos (como yo)
Si después de leer esto sigues queriendo tu muñeco pero te preocupa la privacidad, hay algunas alternativas:
- Usa una foto alterada: Añade filtros o modifica ligeramente tu imagen antes de subirla.
- Prueba con dibujos: En lugar de tu foto real, sube un avatar o caricatura.
- Busca servicios con políticas más restrictivas: Algunas apps de edición prometem no almacenar tus imágenes más allá del procesamiento inicial.
Y siempre, SIEMPRE, lee la letra pequeña. Aunque sea por encima. Te sorprendería la cantidad de información que compartimos sin darnos cuenta.
¿Vale la pena el riesgo?
Después de jugar con esta función y reflexionar sobre sus implicaciones, mi conclusión personal es ambivalente. Por un lado, es divertidísimo verse como un juguete y el resultado tiene una calidad asombrosa. Por otro, soy cada vez más consciente del valor de mis datos biométricos.
Mi consejo: si vas a sumarte a esta moda, hazlo de forma consciente. Usa fotos que no te importaría que se hicieran públicas y piénsalo dos veces antes de subir imágenes de menores o personas que no han dado su consentimiento.
Al final, como con todas las tendencias tecnológicas, la clave está en el equilibrio entre diversión y prudencia. Yo ya tengo mi muñequito en la carpeta de "recuerdos digitales" y, la verdad, mola un montón. Pero la próxima vez que una IA me pida mi cara, pensaré un poco más antes de dársela. Y tú, ¿ya has creado el tuyo o prefieres mantenerte al margen de esta moda?